martes, 8 de abril de 2008

Reinado de Horemheb


Horemheb
Era descendiente de una antigua familia aristocrática, aunque no estaba emparentado con ningún miembro de la familia real. Las primeras menciones que tenemos de él datan del reinado de Amenhotep IV, más tarde llamado Ajenatón. Horemheb habitaba en la nueva capital del reino, Ajetatón, y era el comandante de las tropas y uno de los líderes del ejército. Aunque leal al llamado rey hereje, no dejó de reprocharle su debilidad. Horemheb era un cortesano cultivado, además de un célebre militar, en la convulsa corte egipcia, sembrada de intrigas palaciegas.
Durante el reinado de
Tutanjamón (Tutankamon) el general Horemheb salta a primera escena y, junto con otro personaje, el visir Ay, acaparan todo el poder en sus manos, dominando por completo al joven rey. Se desconoce la relación entre estos dos poderosos personajes (¿rivales o aliados?), pero es cierto que juntos vieron crecer su influencia durante diez largos años, hasta convertirse en los auténticos gobernantes del país.
A la muerte de Tutanjamón, Horemheb apoyaría la proclamación de Ay, un anciano sin hijos varones, esperando una situación más propicia, ya que el rey adolescente había muerto sin descendencia conocida. Se conocen las prisas del anciano visir para tocarse con la doble corona, pues ya se hizo representar en la tumba de Tutanjamón como siguiente rey, y no dudó en casarse con la viuda y más tarde silenciarla. Pero, debido a su avanzada edad, sólo pudo reinar cuatro años.

Ay murió sin descendencia masculina y es posible que asociase al trono a Horemheb o, al menos, le facilitase la tarea, pues era un héroe nacional, por sus victorias contra los
hititas, y el único obstáculo del general —no pertenecer a la familia real— fue eludido al casarse en segundas nupcias con la hija de Ay, Mutnedymet, hermana de la gran esposa real de Ajenatón, la bella Nefertiti. Horemheb estuvo casado antes con Amenia, pero es posible que ya hubiera muerto por entonces. No hay que olvidar que el recién coronado rey debía de ser ya de edad madura.

Intentó recuperar la influencia internacional del país, al emprender la conquista de Palestina sur y planificar la futura invasión de Siria. Horemheb ha pasado a la historia como un rey que gobernó con mano de hierro y cierta dureza, pero que logró recuperar casi completamente la situación del país, muy abandonada desde tiempos de Ajenatón.

Horemheb, devoto de Horus, restableció la alianza de la oligarquía y el ejército con los sacerdotes de Amón, posibles aliados en su ascenso al trono, devolviendoles algunos privilegios, y comenzándose a planificar la destrucción de Ajetatón, la capital erigida por Ajenatón, misión que realizarán faraones posteriores.

Se achacó a Horemheb borrar de las
Listas Reales los nombres de los reyes heréticos seguidores de Atón, protagonistas del llamado Cisma de Amarna: Ajenatón, Semenejkara, Tutanjamón y Ay, aunque esto sucedió posteriormente, en la época de Ramsés II. Durante su reinado sólo se demolió el "ofensivo" templo de Atón erigido en Karnak, empleándose sus bloques en las obras de ampliación de este gran templo de Amón.
Horemheb, en las
Listas Reales posteriores, figura como sucesor de Amenhotep III, sumando a sus años de gobierno los de los reyes "herejes", 58 en vez de 27 años.

Fue enterrado en una bella tumba, KV57, en el Valle de los Reyes, pero su momia aún no se ha encontrado, y es una de las grandes ausentes entre las de los grandes faraones del Imperio Nuevo.


A Horemheb le sucede su visir, Paramesu, que tomó el nombre de Ramsés I y fundó la siguiente dinastía. No se conoce descendencia masculina del último rey de la brillante y famosa XVIII Dinastía, pero se sospecha que tuvo una hija, de nombre Tanedyemy, que fue emparentada con la nueva casa real.

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